
Después de dos años de aplazamiento, causados por la irrupción de un “bicho” irreverente, descarado y prepotente, por fin llegó la hora de normalizar un poco nuestras vidas y volver a retomar con más ganas todo aquello que habíamos dejado arrinconado a la espera de tiempos mejores. Así que, al fin, llegó el gran momento de esta estupenda pareja que hoy te traigo aquí.
Carmen y Antonio mostraron todo su cariño, su complicidad, su alegría, su amor, sus risas y su buen rollo en una sesión de fotos de preboda íntima, en un entorno tranquilo y relajado, lejos de todo ruido y muy, muy cerquita de casa. ¿Qué más se puede pedir? Pues simplemente que el fotógrafo sea capaz de captar todo aquello que ellos ofrecen a raudales. No debería ser tan difícil ¿verdad?
Pues nada, espero que os guste esta pequeña muestra de lo que dió de sí esta tranquila tarde de primavera.
Después de esto… ¡A por una boda A TOPEEE!!!