Si hay “Entroidos” peculiares en nuestra geografía, el de Covelo (una pequeña aldea del Concello ourensano de Melón) es, sin lugar a dudas, uno de ellos. La singularidad de esta celebración, unida a las características del pueblo y de su localización, lo colocan como un destino a disfrutar en la época del carnaval; siempre y cuando te sientas atraído por este tipo de tradiciones.
Ya por la mañana se puede uno encontrar a personas que entran y salen de la iglesia del pueblo para “donar algo”; estas “donaciones” suelen ser, desde pedazos de tocino o unos cuantos chorizos, hasta una cesta de manzanas. Todas estas viandas serán subastadas, antes de comer, en el atrio de la iglesia, y una vez rematado el “circuito” que realiza o Rei y su séquito por todo el pueblo.
Estoy convencido de que yo nunca llegaré a ser fiel ni al origen ni a la lógica de esta peculiar celebración (tampoco lo pretendo) pero lo que sí puedo asegurar es que si vas a verla algún día su “puesta en escena” no te dejará indiferente.
A mayores de “O Rei” hay varios personajes protagonistas: los “Danzantes” o salteadores que pretenden quitarle la corona al Rei y los “Mayordomos” que lo protegen de los asaltantes, aunque hay algún momento en que realmente uno ya no sabe quién es quién. También existe la figura del juez, el secretario y los procuradores, que fiscalizan todo lo que acontece y que dan fe, entre otras cosas, de que el “ramo” o estandarte que porta uno de los mayordomos contenga todos los ornamentos correspondientes (rosca, tocino, chorizos y castañas). Así todo ya comprobado y dispuesto, comienza el “desfile” desde O Regueiro hasta O Coto da Raña, siempre por detrás de un carro de bueyes que porta a los dos muñecos que representan al Santo Entroido y a la Santa Entroido, y toda esta comitiva va “arropada” por el ritmo incansable de los músicos.
Una vez alcanzado el punto más alto de O Coto da Raña los danzantes y los soldados vuelven a representar una “batalla” por la posesión de La Corona del Rey para luego danzar a su alrededor alegres por la consecución de su objetivo. Al regreso del monte todos los participantes se unen para ir realizando pequeñas paradas en cada casa del recorrido dónde se les ofrece algo de comer y beber, hasta finalizar por fin todo el recorrido de nuevo en el atrio de la iglesia.
Ya de regreso en la iglesia o Rei procede a nombrar a los “vicarios” del año siguiente y se subasta todo lo que ha sido donado en una peculiar recaudación muy necesaria para sufragar los gastos de la fiesta y poder seguir así manteniendo viva la tradición.
O Rei de Covelo… Una fiesta en “estado puro”.
Moi boas imáxes! Apetece ir a coñecer este peculiar entroido.