Frenesí total es el que puedes vivir en primera persona si te acercas a la pequeña localidad cántabra de Silió el primer domingo de cada año.
Una brutal mezcal de sonidos: los enormes “campanas” que retumban desde la madrugada gracias al movimiento constante de los Zarramacos que los portan orgullosos, el cuerno del Danzarín Negro resonando en todo el valle, los gritos enloquecidos del Amo persiguiendo al Oso, las bromas de La Preñá y el Marido, o del Viejo y la Vieja, etc., etc. Y todo ello como trasfondo de un estímulo constante de colorido, ofrecido por la gran cantidad de personajes que esta espectacular mascarada congrega cada año.
Todo en su conjunto es un espectáculo visual increíble. Una mascarada única en toda la Península Ibérica y una de las que cuenta con los registros históricos más antiguos.
Pero quizás, cuando ya te has acostumbrado al primer impacto visual y sonoro que supone “sumergirse” en esta peculiar celebración, lo que llama la atención es la fuerza y la intensidad con la que lo viven sus protagonistas. Aquí palpas en cada persona que da vida a cada uno de los diferentes personajes (mayores y niños) y en el resto de habitantes del pueblo de Silió, un sentimiento de unión y simbiosis con la fiesta y con la necesidad de aportar para que perdure en el tiempo.
Sin duda, La Vijanera no te dejará indiferente.