De vez en cuando es todo un placer poder realizar un tipo de fotografía que nada o poco tenga que ver con lo que habitualmente haces. Con ello consigues que tu mente “gestione” de una manera diferente. Intentando buscar la esencia de las personas en su propio ambiente, no hay nada como poder captar la maravillosa forma de proceder de un artesano en su quehacer diario. El cariño y dedicación con que realizan cada fase de su labor te deja atónito.
Gracias Álvaro por permitirme captar una pequeña parte de tu trabajo. Él es un artesano con mayúsculas, de los que disfrutan enormemente con lo que hacen. Este amor se ve reflejado en cada una de sus obras.
Esperemos que continue por mucho tiempo haciendo lo que más le gusta, y que oficios como éste no se pierdan y caigan en el olvido.
Aquí tenéis una pequeña muestra de lo que este “maestro” sabe hacer.