
Este año tuvimos la gran suerte de poder disfrutar de un Entroido de los que apenas quedan ya en nuestro entorno; un Entroido rural, auténtico, familiar, acogedor, dónde los vecinos abren sus casas y sus corazones a los “Maranfallos” y también a los forasteros afines y con buenas intenciones; invitando a todos a comer y beber, en un acto de unión y fraternidad. Y tras la emotiva “visita” a cada una de las pocas casas que quedan habitadas, en dónde no faltó la música, las canciones, los bailes y las risas (y alguna que otra lagrimilla), otra sorpresa nos esperaba cuando ya entrada la noche se juntaron todos para la confeccionar las “fachas” con las que, tras encenderlas junto a la capilla, sirvieron para espantar a la oscuridad y el invierno, y de paso iluminar el camino de subida hasta un prado en lo alto del pueblo dónde se prendió fuego a la gran fogata, y se compartió de nuevo la alegría, la música, los bailes y las viandas varias entre tod@s los presentes.
Sin dudarlo éste ha sido, para nosotros, uno de los mejores Entroidos a los que hemos podido asistir por su sencillez y autenticidad; por supuesto, sin tratar de hacer comparaciones ni despreciar a ningún otro de tantos y tan buenos como los que existen y resisten en nuestra tierra.
Mil gracias a los vecinos de O Piornedo por su acogida, y muchas gracias a la Asociación Cultural “O Teixeiro” por hacernos sentir parte integrante de los “Maranfallos” y sobre todo por tratar de mantener viva esta estupenda y necesaria tradición. Ojalá que perdure y nunca se pierda en el olvido.